Se habla mucho de lo qué es nuestra Zona de Confort y cómo salir de ella. Pero pocas veces se habla de cómo hemos llegado a estar ahí. Sabemos que nuestras elecciones diarias son las que nos mantienen en ella: la misma rutina, los mismos problemas y las mismas actividades. Pero, entender cómo hemos entrado en nuestra zona de confort también nos puede dar la clave para salir.
¿Cómo he llegado a mi zona de confort?
En algún punto de nuestra vida comenzamos a rechazar propuestas y planes diferentes de los que ya conocemos. Los rechazamos porque pueden suponer una pequeña o gran incomodidad.
Cada vez que rechazamos un plan nuevo o diferente nos vamos metiendo en nuestra pequeña y cómoda cajita. Y cada vez nos volvemos más miedosos de salir fuera.
Imagínate que un compañero de trabajo te invita el sábado a hacer una ruta de senderismo. Puede que rechaces esta invitación porque…»Lo acabo de conocer, no vamos a tener nada de qué hablar, va a ser muy incómodo». O ¡peor! te invita a una fiesta dónde no conoces a nadie…
Pon que te apuntas y resulta que no tenéis nada de qué hablar…En el gran esquema de las cosas, ¿realmente es tan horrible?
Piensa ahora tu en ejemplos propios. Quizá sea no apuntarte a esas clases de conversación de inglés porque tienes miedo que tus compañeros sepan más que tu o a ese viaje porque no tienes tiempo…
¿Qué es lo peor que podría pasar si dices que sí? En la mayor parte de las ocasiones la respuesta es ‘nada o muy poco’.
Mirando la figura completa… Entre un rango de horrible, muy malo, malo y regular, ¿dónde se sitúa sentir incomodidad o incluso algo de ansiedad?
Sólo di sí
Estamos acostumbrados a valorar los ‘por qué no’ y muy poco a valorar los ‘por qué sí’. Y también muy acostumbrados a pensar todo mucho antes de tomar una decisión. A veces, un ‘simplemente hazlo’ es suficiente.
No se trata de pasar a aceptar todos los planes que nos propongan, sin pensarlo, pero sí empezar a valorar las oportunidades en el espectro que merecen.
Cuando empiezas a decir que sí a las pequeñas oportunidades diarias te expones a aprendizajes nuevos y al crecimiento personal. Vas a obtener más seguridad en ti mismo y abrirás la puerta a nuevas oportunidades que traerán otras muchas.
«Si te ofrecen subirte a un cohete, ¡No preguntes en qué asiento! Solo súbete» – Sheryl Sandberg
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