¿Y si me sale mal o sale bien y no soy feliz? ¿o tenemos un accidente? ¿Y si no les caigo bien? ¿Y si realmente no soy tan buena como pienso? Los terroríficos «Y sis…»
¿Te suena? El cerebro pasa buena parte de su tiempo escribiendo cuentos sobre el futuro. Cuando hablamos de Ansiedad, las profesionales solemos explicar que hay la ansiedad que nos ayuda, la ansiedad adaptativa y la ansiedad que no nos ayuda, la desadaptativa.
Normalmente, en terapia, cuando hablamos y explicamos qué son los «Y sis…» nos referimos a una parte de esa ansiedad desadaptativa. Forma parte de ese malestar que sentimos cuando no podemos parar de rumiar y le estamos dando vueltas , de forma casi constante, al futuro y a las posibles circunstancias que nos vamos a poder encontrar en él.
Todas hemos echado lo vista hacia delante y nos hemos imaginado toda suerte de futuros negros o, como mínimo, grisáceos. Está fantástico tener objetivos marcados en el futuro. Objetivos que estén conectados con tus valores y el estilo de vida que te gustaría llevar pero, lo que no está tan fantástico es hacer predicciones con respecto a ese futuro.
Las predicciones buscan encontrar certeza en nuestras decisiones, tratamos de combatir la incertidumbre (propia del concepto de «futuro»), e intentamos controlar los posibles peligros que, pensamos-inventamos, nos podremos encontrar a medida que vamos avanzando en la vida.
Lo cierto es que no tenemos forma de predecir y controlar lo que nos va a pasar. Podemos tener cierta programación y, además, podemos llegar a saber que hay algunas circunstancias que es poco probable que ocurran.
Vivimos en un mundo incierto y probabilístico. Controlar y predecir, sólo hace que aumente nuestra ansiedad. Cuando entendemos y aceptamos que no podemos predecir y controlar el futuro, estamos frenando esa maraña de los «Y sis…». Y nos permite volver al presente, que es lo único que tenemos realmente.
El presente es un regalo. ¿Lo vas a vivir navegando en contra de la marea o navegando en favor de ella?